La Trinidad de Dios por Lewis Sperry Chafer
A. EL CREER EN LA
EXISTENCIA DE DIOS.
La creencia de que
existe un ser divino mucho más grande que el hombre, ha sido común en todas las
culturas y civilizaciones. Esto se debe, en parte, al hecho de que el hombre
razona que tiene que existir una explicación para nuestro mundo y para la experiencia
humana y que sólo un ser superior al hombre serviría para poder explicarlo.
El hombre, intuitivamente, por su propia naturaleza religiosa, propende a buscar un ser que de algún modo es mucho más alto y superior a él. Esto también puede ser explicado, en parte, por la obra del Espíritu Santo en el mundo y que se extiende a toda criatura, una obra que se designa en Teología como gracia común, en contraste con la obra especial del Espíritu relacionada con la salvación del hombre. El moderno fenómeno de muchos que afirman ser ateos surge de la perversión de la mente humana y la negación de que es posible cualquier explicación racional del universo. De acuerdo con esto, la Biblia declara que un ateo es un loco estúpido.
El hombre, intuitivamente, por su propia naturaleza religiosa, propende a buscar un ser que de algún modo es mucho más alto y superior a él. Esto también puede ser explicado, en parte, por la obra del Espíritu Santo en el mundo y que se extiende a toda criatura, una obra que se designa en Teología como gracia común, en contraste con la obra especial del Espíritu relacionada con la salvación del hombre. El moderno fenómeno de muchos que afirman ser ateos surge de la perversión de la mente humana y la negación de que es posible cualquier explicación racional del universo. De acuerdo con esto, la Biblia declara que un ateo es un loco estúpido.
Sal. 14:1 1 Dice el necio en su corazón:
No hay Dios.
Se han corrompido, hacen obras abominables;
No hay quien haga el bien.
Ordinariamente, el
hombre no busca pruebas de su propia existencia, ni de la existencia de las
cosas materiales, que reconoce por sus sentidos. Aunque Dios es invisible en su
persona, su existencia es tan evidente que los hombres por lo general no
requieren pruebas para el hecho de Dios. La duda de la existencia de Dios es
debida evidentemente a la perversidad del propio hombre, a su ceguera y a la
influencia satánica. La evidencia de la existencia de Dios en la creación es
tan clara que el rechazarla es el fundamento de la condenación del mundo
pagano, que no ha escuchado el Evangelio. Según Romanos 1:19-20, es «porque lo que de Dios se conoce les es
manifiesto, pues Dios se lo manifestó, porque las cosas invisibles de él, su
eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del
mundo, siendo entendidas».
La revelación de
Dios mediante los profetas, antes de que la Escritura fuese escrita, y la
revelación procedente de la Escritura , ha penetrado, en cierto grado, la
conciencia total del hombre hoy día. Aunque el mundo, en general, está
ignorante de la revelación escritural, algunos conceptos de Dios han penetrado
en el pensamiento de todo el mundo, de tal forma que la creencia en una especie
de Ser superior es generalmente cierta incluso entre hombres a quienes no ha
llegado directamente la Escritura.
Aunque los
antiguos filósofos griegos ignoraron la revelación bíblica, no habiéndoles sido
familiar, hicieron, sin embargo, algunos intentos para explicar nuestro
universo sobre la base de un Ser superior. Varios sistemas de pensamiento han
evolucionado:
1) el politeísmo; es decir, la creencia en muchos dioses;
2) hilozoísmo, que identifica el principio de la vida encontrado
en toda la creación como siendo Dios mismo;
3) materialismo, que arguye que la materia funciona por sí misma
de acuerdo con una ley natural y no es preciso ningún dios para su
funcionamiento, teoría que apoya el moderno evolucionismo; y
4) panteísmo, que sostiene que Dios es impersonal e idéntico
con la propia Naturaleza, y que Dios es inmanente, pero no trascendente.
Existen, así, muchas variantes de tales conceptos respecto a Dios.
Argumentando en
favor de la existencia de Dios, procediendo de los hechos de la creación,
aparte de la revelación de la Escritura , pueden observarse cuatro clases
generales o líneas de razón:
1) El argumento ontológico; sostiene que Dios tiene que existir, porque el
hombre universalmente cree que existe. Esto, a veces, es llamado un argumento a
priori.
2) El argumento cosmológico; mantiene que todo efecto necesita tener una causa
suficiente, y, por tanto, el universo, que es un efecto, tiene que haber tenido
un Creador como causa. Implicada en este argumento está la complejidad de un
universo ordenado, que no pudo haber tenido existencia accidental.
3) El argumento teológico; resalta que cada diseño tiene que haber tenido un
diseñador, y como la totalidad de la creación está intrincadamente diseñada e
interrelacionada, tuvo, por tanto, que haber tenido un gran diseñador. El hecho
de que todas las cosas funcionen juntas, indica que este diseñador ha tenido
necesariamente que haber sido uno de infinito poder y sabiduría.
4) El argumento antropológico; arguye que la naturaleza y existencia del hombre
resulta absolutamente inexplicable de no ser por la creación de Dios, quien
tiene una naturaleza similar, pero mucho mayor que la del hombre. Implicado en
este argumento está el hecho de que el hombre tiene intelecto (capacidad para
pensar), sensibilidad (capacidad para sentir) y voluntad (capacidad para
realizar la elección moral). Tal extraordinaria capacidad apunta hacia el Uno
que tiene similares pero mucho mayores capacidades y que ha creado al hombre.
Aunque estos
argumentos en favor de la existencia de Dios tienen considerable validez y el
hombre puede ser justamente condenado por rechazarlos (Ro. 1:18-20), no han
sido suficientes para llevar al hombre en la apropiada relación con Dios o
producir una fe real en Dios, sin la asistencia de la completa revelación de
Dios, confirmando todos los hechos encontrados en la Naturaleza , pero
añadiendo a la revelación natural muchas verdades que ésta no hubiera desvelado
por sí.
Ro. 1:18-20 18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo
contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la
verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues
Dios se lo manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su
eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del
mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen
excusa.
B. LA UNIDAD DE LA
DIVINA TRINIDAD.
En general, el
Antiguo Testamento recalca el énfasis de la unidad de Dios.
Ex. 20:3 3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.
Dt. 6:4 4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
Is. 44:6 6 Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor,
Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí
no hay Dios.
Un hecho que
también se enseña en el Nuevo Testamento.
Jn. 10:30 30 Yo y el Padre uno somos.
Jn. 14:9 9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con
vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?
Jn. 17:11, 22-23 11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el
mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu
nombre, para que sean uno, así como nosotros. 22 La gloria que me
diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo
en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo
conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me
has amado.
Col. 1:15 15 El es la imagen del Dios invisible, el
primogénito de toda creación.
Tanto en el
Antiguo como en una gran parte del Nuevo Testamento también se indica que Dios
existe como una Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Muchos
creen que la doctrina de la Trinidad está implícita en el uso de la palabra Elohim,
como un nombre para Dios, y que está en una forma plural y parece referirse
al Dios trino y uno.
En los principios
del Génesis hay referencias al Espíritu de Dios, y los pronombres personales en
plural se usan para Dios como en el Génesis 1:26; 3:22; 11:7.
Gn. 1:26 26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las
aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra.
Gn. 11:7 7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su
lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.
Frecuentemente, en
el Antiguo Testamento hay distinción dentro de la naturaleza de Dios, en
términos de Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Isaías, en 7:14, habla del Hijo
como Emanuel, «Dios con nosotros»,
que tiene que ser distinto del Dios Padre y del Espíritu. Este Hijo es llamado,
en Isaías 9:6, «Dios fuerte, Padre
eterno, Príncipe de Paz».
En el Salmo 2:7,
Dios Padre, referido como «Yo»,
indica que es su propósito tener a su Hijo como el supremo soberano sobre la
tierra. Por lo mismo que el Padre y el Hijo quedan distinguidos, así Dios
también se distingue del Espíritu Santo, como en el Salmo 104:30, donde el
Señor envía a su Espíritu.
Sal. 2:7 7 Yo
publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;
Yo te engendré hoy.
Sal. 104:30 30 Envías
tu Espíritu, son creados,
Y renuevas la faz de la
tierra.
A estas evidencias
hay que añadir todas las referencias del Ángel de Jehová, que señala las
apariciones del Hijo de Dios en el Antiguo Testamento como uno enviado por el
Padre, y referencias al Espíritu del Señor, como el Espíritu Santo, distinto
del Padre y del Hijo.
A esas evidencias
del Antiguo Testamento el Nuevo añade una revelación adicional. Aquí, en la
persona de Jesucristo, está el Dios Encarnado, concebido por el Espíritu Santo,
y, con todo, Hijo de Dios, el Padre. En el bautismo de Jesús, la distinción de
la Trinidad se hace evidente con Dios Padre hablando desde los cielos, el
Espíritu Santo descendiendo como una paloma y esparciendo luz sobre El, y el
propio Jesucristo bautizado (Mt. 3:16-17). Esas distinciones de la Trinidad se
observan también en pasajes tales como Juan 14:16, donde el Padre y el
Consolador quedan distinguidos del propio Cristo, y en Mateo 28:19, donde los
discípulos son instruidos para bautizar a los creyentes «en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo».
Las muchas
indicaciones que hay, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, de que
Dios existe o subsiste como trino y uno, han conformado la doctrina de la
Trinidad como un hecho central de todas las creencias ortodoxas, desde los
principios de la iglesia hasta los tiempos más modernos. Cualquier desviación
de esto se considera como un apartamiento de la verdad escritural. Aunque la
palabra «Trinidad» no se da en la
Biblia , los hechos de la revelación escritural no permiten otra explicación.
Aunque la doctrina
de la Trinidad es un hecho central, el núcleo de la fe cristiana está más allá
de la comprensión humana y no tiene paralelo en la experiencia del hombre. La
mejor definición es el sostener que, aunque Dios es uno, El existe en tres
personas. Estas personas son iguales, tienen los mismos atributos y son
igualmente dignas de adoración, culto y fe. Con todo, la doctrina de la unidad
de la Divinidad está clara en el sentido de que no hay tres dioses separados,
como tres seres humanos separados, tales como Pedro, Santiago y Juan. De
acuerdo con esto, la verdadera fe cristiana no es un tri teísmo, como creencia
en tres dioses. Por otra parte, la Trinidad no tiene que ser explicada como
tres modalidades de existencia, es decir, que un solo Dios se manifiesta a sí
mismo en tres formas. La Trinidad es esencial para el ser de Dios y es más que
una forma de la revelación divina.
Las personas de la
Trinidad , aunque tengan iguales atributos, difieren en ciertas propiedades. De
aquí que la Primera Persona de la Trinidad sea llamada Padre. La Segunda
Persona es llamada el Hijo, como enviada por el Padre. La Tercera Persona es el
Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo. Esto es llamado en teología
la doctrina de la procesión, y el orden no es nunca invertido, es decir, el
Hijo nunca envía al Padre, y el Espíritu Santo nunca envía al Hijo. De la
naturaleza de la unicidad de la Divinidad no existe ilustración o paralelo en
la experiencia humana. Así pues, esta doctrina tiene que ser aceptada por la fe
sobre la base de la revelación escritural, incluso aunque esté más allá de toda
comprensión y definición humanas.
C. LOS NOMBRES DE
DIOS.
En el Antiguo
Testamento hay tres nombres atribuidos a Dios. El primer nombre, «Jehová» o
«Yahvé», es el nombre de Dios aplicado sólo al verdadero Dios. El primer nombre
aparece en conexión con la creación en el Génesis 2:4, y el significado del
nombre se define en el Éxodo 3:13-14 como «Yo
soy el que soy», es decir, el existente por sí mismo, el eterno Dios.
El nombre más
común para Dios en el Antiguo Testamento es Elohim, una palabra que es
utilizada tanto para el verdadero Dios como para los dioses del mundo pagano.
Este nombre aparece en el Génesis 1:1. Se ha debatido mucho este nombre, pero
parece incluir la idea de ser el «Uno y
Fuerte», el Ser que tiene que ser temido y reverenciado. A causa de estar
en una forma plural parece incluir a la Trinidad , aunque pueda ser usado
también en las Personas individuales de la Trinidad.
El tercer nombre
de Dios en el Antiguo Testamento es Adonai, que comúnmente significa «dueño o señor», y es utilizado, no
solamente de Dios como nuestro Dueño, sino también de los hombres que son amos
sobre sus siervos. Con frecuencia se une a Elohim, como en Génesis 15:2;
y cuando es usado así, recarga el énfasis del hecho de que Dios es nuestro Amo
o Señor. Muchas combinaciones de estos nombres de Dios se encuentran a lo largo
del Antiguo Testamento. El más frecuente es Jehová Elohim, o Adonai Elohim.
A estas
combinaciones de los tres primitivos nombres de Dios hay que añadir muchos
otros compuestos y que se encuentran en el Antiguo Testamento, tales como:
Jehová-jiré, que
significa «el Señor proveerá»
Gn. 22:13-14 13 Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí
a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y
tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. 14 Y
llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová
proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.
Jehová-rafah, «el Señor que sana»
Ex. 15:26 26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová
tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus
mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que
envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.
Jehová-nissi, «el Señor es nuestra bandera»
Ex.
17:8-15 8 Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim. 9Y
dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo
estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano. 10 E
hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur
subieron a la cumbre del collado. 11Y sucedía que cuando alzaba
Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía
Amalec. 12 Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una
piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur
sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos
firmeza hasta que se puso el sol. 13 Y Josué deshizo a Amalec y a su
pueblo a filo de espada. 14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe
esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de
Amalec de debajo del cielo. 15 Y Moisés edificó un altar, y llamó su
nombre Jehová-nisi;
Jehová-Shalom, «el Señor es nuestra paz»
Jue. 6:24 24 Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó
Jehová-salom; el cual permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas.
Jehová-sidkenu, «el Señor es nuestra justicia»
Jer. 23:6 6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su
nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.
Jehová-sama, «el Señor está presente»
Ez. 48:35 35 En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el
nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama.
En el Nuevo
Testamento se encuentran títulos adicionales en donde la Primera Persona se
distingue por «el Padre», la Segunda
como «el Hijo» y la Tercera como «el Espíritu Santo». Estos títulos, por
supuesto, se encuentran también en el Antiguo Testamento, pero son más comunes
en el Nuevo. La discusión respecto a estos términos seguirá en los capítulos
que tratan de las tres Personas de la Trinidad.
D. LOS ATRIBUTOS
DE DIOS.
En el Ser esencial
de Dios hay ciertos atributos inherentes o cualidades esenciales de Dios. Tales
atributos están eternamente mantenidos por el Dios Trino y Uno y son iguales
para cada persona de la Divinidad. Incluido en dichos atributos está el hecho
de que:
Dios es Espíritu.
Jn. 4:24 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en
espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Dios es vida.
Jn. 5:26 26 Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así
también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;
Dios existe por sí mismo.
Ex. 3:14 14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y
dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
Dios es infinito.
Sal. 145:3 3 Grande
es Jehová, y digno de suprema alabanza;
Y su grandeza es inescrutable.
Dios es inmutable o sin cambios.
Sal. 102:27 27 Pero
tú eres el mismo,
Y tus años no se acabarán.
Mal. 3:6 6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de
Jacob, no habéis sido consumidos.
Stg. 1:17 17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende
de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de
variación.
Dios es la verdad.
Dt. 32:4 4 El
es la Roca , cuya obra es perfecta,
Porque todos sus caminos son rectitud;
Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él;
Es justo y recto.
Jn. 17:3 3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti,
el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Dios es amor.
1Jn. 4:8 8 El que no ama, no ha conocido
a Dios; porque Dios es amor.
Dios es eterno.
Sal. 90:2 2 Antes
que naciesen los montes
Y formases la tierra y el mundo,
Desde el siglo y hasta el
siglo, tú eres Dios.
Jer. 23:23-24 23¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Jehová, y
no Dios desde muy lejos? 24¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en
escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?
Dios es omnisciente.
Sal. 147:4-5 4 El
cuenta el número de las estrellas;
A todas ellas llama por sus nombres.
5 Grande es el Señor nuestro, y de mucho
poder;
Y su entendimiento es
infinito.
Y Dios es omnipotente.
Mt. 19:26 26 Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres
esto es imposible; mas para Dios todo es posible.
Otras variantes de
tales atributos pueden verse en el hecho de que Dios es bueno, Dios es
misericordioso y Dios es soberano. Todas las perfecciones están atribuidas a
Dios de forma infinita, y sus obras, así como su Ser, son perfectos. El gran
diseño y los detalles del universo son evidencia de su infinita grandeza y
soberanía, su poder, su sabiduría. Su plan de Salvación, según está revelado en
las Escrituras, es otra evidencia de su amor, su justicia y su gracia. Ningún
aspecto de la creación es demasiado grande para que El tenga sobre todo lo
existente un completo control, y ni siquiera el más pequeño detalle, incluso la
caída de un gorrión, es demasiado pequeño para no quedar incluido en su plan
soberano.
E. LA SOBERANIA DE
DIOS.
Los atributos de
Dios ponen de manifiesto que Dios es lo supremo sobre todo lo existente. No
queda nada sujeto a otro poder, autoridad o gloria y no está sujeto a ninguna
entidad que sea superior a El. El representa la perfección hasta un grado
infinito en cualquier aspecto de su Ser. El no puede jamás ser sorprendido,
derrotado o disminuido. No obstante, sin sacrificar su autoridad o comprometer
la realización final de su perfecta voluntad, Dios se ha complacido en dar a
los hombres una medida de libertad y de elección, y para el ejercicio de esta
elección Dios mantiene al hombre responsable.
A causa de estar
el hombre, en su depravado estado, ciego e insensible a la obra de Dios,
aparece claro en la Escritura que los hombres no deben apartarse de Dios, suprimiendo
al Espíritu de sus corazones.
Jn. 6:44 44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me
envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.
Jn. 16:7-11 7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me
vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me
fuere, os lo enviaré. 8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de
pecado, de justicia y de juicio. 9 De pecado, por cuanto no creen en
mí; 10 de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;
11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
Del lado humano,
sin embargo, el hombre es responsable de su incredulidad y se le ordena que
crea en el Señor Jesucristo con el objeto de que pueda ser salvado.
Mr. 1:15 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino
de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.
Hch. 16:31 31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y
serás salvo, tú y tu casa.
Hch. 17:30-31 30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos
de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se
arrepientan; 31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará
al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con
haberle levantado de los muertos.
Es también verdad
que en los asuntos de los hombres, especialmente de los cristianos, Dios actúa
para que se cumpla su voluntad.
Fil. 2:13 13 porque Dios es el que en vosotros produce así el
querer como el hacer, por su buena voluntad.
Con todo, El no
fuerza a los hombres a que se entreguen a Dios, sino más bien les exhorta a que
lo hagan.
Ro. 12:1-2 1 Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.
El hecho de que
Dios haya otorgado una cierta libertad al hombre no introduce un factor de
incertidumbre en el universo, puesto que Dios se anticipa y conoce hasta el
infinito todo lo que los hombres harán en respuesta a las influencias divinas y
humanas y que se producen en sus vidas. Su soberanía, por tanto, se extiende
infinitamente a todo acto, incluso si temporalmente ha de ser en el mal, por
permitirlo, y que en última instancia todo redunda en que Dios pueda ser
glorificado.
F. EL MANDATO DE
DIOS.
El propósito
soberano de Dios se define teológicamente como el mandato de Dios, refiriéndose
al plan general que incluye todos los acontecimientos de cualquier clase que
puedan ocurrir. El mandato de Dios incluye esos acontecimientos que Dios hace
por sí mismo, y también incluye todo lo que Dios lleva a cabo mediante la ley
natural, sobre la cual El es absoluto soberano. Más difícil de comprender es el
hecho de que su mandato soberano también se extiende a todos los actos de los
hombres, los cuales están incluidos en su plan eterno.
Aunque sea
incomprensible para nosotros, es evidente que el Dios omnisciente, teniendo un
completo conocimiento de lo que el hombre hará en su libertad, al decidir
conceder al hombre la libertad de elección, no introduce ningún elemento de
incertidumbre. El plan divino, de acuerdo con esto, incluyó el permitir el
pecado como Adán y Eva lo cometieron, con todos los resultados de esta comisión
del pecado. Ello incluye el divino remedio de Cristo, muriendo en la cruz, y
toda la obra del Espíritu Santo en llevar a los hombres el arrepentimiento y la
fe.
Aunque la obra de
Dios en el corazón humano es inescrutable, la Biblia determina claramente que
si bien, de una parte, lo que el hombre hace fue incluido en el mandato eterno
de Dios, de otra, el hombre opera con libertad de elegir y es responsable de
sus libres actos de elección. El mandato de Dios no es el fatalismo --un
control de todos los acontecimientos ciego y mecánico--, sino que es el plan
inteligente, amoroso y sabio, en el cual el hombre, responsable de sus actos,
se mantiene responsable por lo que hace, siendo, por lo demás, recompensado por
sus buenas obras.
El mandato de Dios
puede ser dividido en subdivisiones tales como su mandato de crear, su mandato
de preservar el mundo, su mandato de Providencia y su sabio gobierno del
universo. Su mandato incluye las promesas o alianzas de Dios, sus propósitos en
la Divina Providencia y su gracia, supremamente manifestada hacia el hombre.
Ante semejante Dios, el hombre sólo puede inclinarse en sumisión, en amor y en
adoración.
PREGUNTAS
1. ¿Cómo
podemos estimar la creencia común en la existencia de Dios?
2. ¿Por
qué el ateísmo es irrazonable?
3. ¿Con
qué claridad se manifiesta la revelación de Dios en la Naturaleza?
4.
Definir cuatro sistemas de pensamiento que intenten explicar el universo sobre
la base de un Ser superior.
5. ¿Cuál
es el argumento ontológico para la existencia de Dios?
6. ¿Cuál
es el argumento cosmológico para la existencia de Dios?
7. ¿Cuál
el argumento teológico?
8. ¿En
qué consiste el argumento antropológico para la existencia de Dios?
9. ¿Hasta
qué extremo recarga el énfasis el Antiguo Testamento la unidad de Dios?
10. ¿En
qué medida enseña el Antiguo Testamento la doctrina de la Trinidad?
11. ¿Y en
cuál medida, también, lo hace el Nuevo Testamento?
12.
Distinguir la doctrina de la Trinidad del triteísmo.
13. ¿Por
qué no puede explicarse la Trinidad como tres modos de la existencia de Dios?
14.
Explicar cómo la Trinidad se distingue por determinadas propiedades.
15.
Establecer y definir los tres nombres más importantes de Dios en el Antiguo
Testamento.
16.
¿Cuáles son algunos de los nombres compuestos que se mencionan para Dios en el
Antiguo Testamento?
17
¿Cuáles son los nombres distintivos de las tres personas de la Trinidad en el
Nuevo Testamento?
18.
Designar algunos de los atributos importantes de Dios según está revelado en la
Escritura.
19. ¿Qué
es lo que quiere significarse por soberanía de Dios?
20. ¿Qué
quiere significarse por el mandato de Dios?
21. ¿En
qué forma puede ser subdividido el mandato de Dios?
22. ¿De
qué manera se distingue el mandato de Dios del fatalismo?
23. ¿Por
qué la revelación bíblica pide nuestra sumisión, nuestro amor y la adoración en
relación con Dios?
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